martes, 31 de diciembre de 2013

empiezo mi desatormento con la guitarra y mi voz, cantando, empiezo a mirar bien adentro, me refugio, me hago pequeña. simultáneamente me abro, y miro al mundo. me hago pequeña, como un bicho, para que el mundo no me coma, sino que me entre por los poros... que se entrelace con mis dedos mi panza y mis orejas. le digo al mundo que en ese momento no concibo en mi cabeza síes y noes, sino que soy todo y nada, soy yo sola pero también el mundo entero... "acá estoy yo" "no me asusto, no me asusto" y de repente me mimeticé, abrí mi garganta como un conjunto de células sedientas de estrellas, abrí mi piel que se hizo liquida y no pudo tocarse mas, cerré mis ojos porque sigo adentro, porque mirar es muy raro cuando me entrego profundamente a ser mirada por el espacio. paro. silencio. vuelvo. canto, no me arropo, piso la tierra y vuelvo a subir oscilando, sin péndulos, solo cuerdas vocales vibrando con las capaz de ozono, con la tierra. eso. lados. dije que arrojo mis penas a un lado oscuro, a una tierra fría y serena. cuando llueve, se evaporan, suben mientras el agua baja, se hacen del diluvio, se limpia la tierra. acá, como un bicho, le hablo al ser humano y me vuelvo tímida, porque el ser humano es el mundo,  y el mundo es muy grande. no soy del mundo, soy el mundo, cuando canto como caminando. acá, no me asusto, muy tranquila... paro. silencio. me encuentro en un estado puro, por un instante, de campo mojado y anegado con gotas airosas de espacios, ahora mismo tengo el impulso de no describir como me sentí. me silencie porque    toqué los puntos justos.
después de ese silencio de sentir que todo es inmenso, incluyéndome a mi con todos mis mundos, deje la guitarra a un costado, llegué con mis brazos y mi cabeza a los pies, y realmente lloré, realmente salió la emoción como si fuese táctil de mis ojos, todavía cerrados.

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