jueves, 21 de marzo de 2013

ocho de la noche

me imagino un cielo rojo
aire fresco un poco húmedo
viento muy presente
pensamientos mareados y tranquilos
en una proa balanceándose 

para qué estoy haciendo esto
si no me gusta durante no me gusta después
la pesadez es todo el tiempo mi vientre
con preguntas que no tienen respuesta porque no son preguntas
soy la piedra, mi piedra
me erosiono pero no soy tan inmóvil
cada tanto me resguardo
incluso me tomo un té.
sigo imaginándome un cielo rojo
pero estoy triste de esa tristeza que es pegamento nauseabundo
siento nervios de las voces de fondo
las voces milenarias de la cocina
se esconden en el polvo.
se esconden en la cena.
se esconden en los labios
del tierno pájaro y el tierno monstruo.
me siento tan inerte
que floto de mi habitación a la mesa
donde me espera un plato de arroz blanco
procesado y hervido, aglutinado, 
y su verdadero sabor en las alcantarillas.






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