siento que mi casa, el espacio encerrado por paredes de cemento y ladrillos más todo lo que la decora, es un espacio que representa irracionalidades ajenas. (el criterio con el que voy a decir todo esto también es irracional, pero necesito desatormentarme) abro la puerta y encuentro objetos y objetos y más objetos, grandes y chiquitos, algunos de uso cotidiano y otros que juntan polvo, mas es imposible acertar con la función de algunos. tornillitos, tapitas, pelusas, cajitas, canastitas, botellas vacías, discos, cables, en fin, manufacturas obsoletas. objetos ancianos para el sistema, escondidos entre los más lustrados, grandes y de más uso. vivo entre décadas de economía de acumulación dentro cuatro o más paredes. siento que me arrastro y nado en ellas, a veces me ahogo, me falta la respiración, y necesito salir al patio para respirar entre las macetas. en el patio encuentro, por arriba de la pérgola, muchos caños y caños que sirven de antena de radio; pero mientras la antena no existe, sí existen los caños y caños que se guardan arriba de la pérgola. muchas cosas se guardan arriba de la pérgola; igualmente con la posición del sol al mediodía se produce un juego de luz que hace que me guste la pérgola. los objetos inundan el lavadero, debajo de almohadones, debajo de bandejas, adentro de cajitas, en percheros viejos. por lo general son cables y envoltorios plásticos. la casa tiene objetos activos e inactivos, a veces algunos mas bizarros y a no olvidarse de los activos necesarios. los activos(no esenciales) son, por ejemplo: la heladera, la televisión, el silloncito y los almohadones, las computadoras, los cargadores de celular, las llaves y las cerraduras, las rejas, entre otros. los inactivos son: los desechos como cables, ropa, tornillos, lapiceras que no andan, discman, walkman, baterías, maquinitas, cajitas que juntan papeles, folletos de publicidad en cajones, utensilios y vajilla guardados por que son regalo de casamiento y por último, los libros.los libros son los objetos inactivos que se guardan entre cuadrados de madera. cuando me siento sofocada, detesto ordenar los objetos activos e inactivos(a veces hay objetos coloides que simulan pero son molestos de todos modos) mas los libros son los únicos objetos que me gusta ordenar. siento que dialogo con ellos: los abro, los huelo, los leo, pedacito éste sí pedacito éste no, los ordeno por tamaño o por color o por nada en particular. A veces hasta yo misma mezclo entre ellos objetos inactivos que corrompen el espacio cálido de los libros que me apaciguan: papeles viejos, poemitas viejos, y más papel escrito, postales, cartas y notas de mamá levantame a las ocho.
cuando observo la cocina y otros espacios de la casa, me doy cuenta que todos los objetos que la llenan representan, en conjunto, una contradicción de la mente humana. puedo ver la nostalgia en los cajones y en el polvo de los objetos inactivos al mismo tiempo que las ganas de no quedarse atrás agregando objetos de consumo nuevos(de última generación, o más acorde al sistema económico: de último segundo). esto quizás puede servir, al igual que eso, y esto otro lo tengo que tener, porque ahora es muy necesario. así se llena la casa.
también me doy cuenta que cuanto más me alejo de los puntos de vista de ciertos habitantes de la casa, más ajena me siento a la casa, y más monstruosa percibo esta acumulación. me recepto en el jardín durante el verano o en otras casas durante el invierno.
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