las manos amarillas
se vuelven marrones;
el olor a cemento al sol
se vuelve perfume de tierra,
entre las uñas
entre los pliegues.
que bueno es el color!
el que reparte el jardín cuando crece
cuando se va
y cuando duerme.
este cariño es por aquellas pizquitas de caricia
las que pensaba muertas o secas
puede que le hayan crecido raíces
y se hayan vuelto luciérnagas de piel.
no me preguntes si sé lo que ocurre adentro
tampoco sé si la ternura
es guardada sin querer, o crece sin querer...
será todo porque yo la necesito? la ternura, para escribirte, tierra.
y si me dieran más caricias
quizás pueda escribirle al alma humana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario