los vértigos insanos que recuperan latidos
nos llevan a perder embragues y suelos,
levitamos en un espacio
convertidos en seres pequeños
entrando a una oscuridad de campana
ésta hace lo suyo y nosotros aturdidos
arrugamos los pliegues de la conciencia
asustados débilmente rechazamos
la oferta de los mares
la semblanza de las teclas vivas
el orificio de las cercas
todas pociones de andanza.
si están en tu interior
ya son pretérito
un licor insuficiente para el corazón
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