no en los otros ojos que miran,
sino en unas manos.
los ojos son termómetros
ahora que se ven y exhalan acompañados de la boca
que emana canciones tibias en tu oreja.
también la mente deja de intentar creer
no cree, se apaga, se prende fuego,
recibe acciones para llevarlas a las manos.
la mente truena, se bifurca del espacio
es desplazada por un calor, un hada oscura
como una libertad, un limonero frío y fresco
para chupar el jugo y la sombra.
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