mirame, te digo que el destino esta fuera de nuestra órbita,
pero los truenos de la incertidumbre nos alcanzan,
para taparnos los oídos y escuchar por la piel
de sensibilidad incontrolable.
te digo que constantemente nos sumimos a la noche elegida
elegida por nosotros mismos, que condensamos y transformamos al conocerla.
también es el color y la suavidez innata
que te conducen a mi cuerpo
y aunque te rias, y dibuje flores en mi ombligo,
la soberanía es compartida igual que el cielo.
aun no podemos proponerlo,
ni siquiera la naturaleza:
unir nuestras manos y nuestras bocas
en un acercamiento espontáneo.
no obstante el amor es seguro
las circunstancias ceden y la tierra se separa
para que escupamos los alrededores
y permanezcamos con halo imponente
de amor y corteza natural.
esta corteza nos marca;
escribe el testamento de la vida
que curiosamente es la tuya.
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