y contarme que en este día la ternura olvidada resurge,
porque yo me presté a la humillación que ser una niña implica.
para que mi alma anegada de gritos se vacíe
debo abrir mis ventanas y encogerme.
algunos corazones rematan su violencia
pero las heridas que se arrojan al placer son curadas
porque el placer es dar.
debo entregarme y dejar que mis ojos sigan a la fuga, humildemente...
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